Rosseta y la tragedia de los mitos
modernos
Sinopsis
Rosetta
es una joven que lucha por conseguir la vida estable que la sociedad moderna promete,
pero la marginalidad y la falta de perspectivas son cada vez mayores y pronto
se verá inmersa en una realidad hipócrita y sin oportunidades.
Cartel original:
Cartel alternativo de Jeanbomn:
Los
hermanos Dardenne son a día de hoy dos de los portavoces del cine social en
Europa. Ya están perfectamente consagrados, al ganar por dos veces la mejor
película en Cannes, (Rosetta, 1999 y L´enfant, 2005); La promesa (1996), puede ser considerado como el film que les puso
en el punto de mira de la crítica. Rosetta se hizo con el premio por encima de Todo sobre mi madre, de Almodovar.
También fue elogiada por David Cronenberg (miembro del jurado), quién debió
tomar nota del film de los Dardenne, ya que por ésa época viró de rumbo en su
filmografía. Rosetta también fue la “causante” de una ley belga del año 2000
que prohibía el empleo de menores por debajo del sueldo mínimo. Bélgica, ahí
está la clave, porque la realidad que nos muestra el film es la del sueño
europeo, el de la vieja Europa. Una realidad de subcontrataciones y de
precariedad laboral maquillada con rimbombantes herencias culturales. La otra
realidad de la Europa que veía nacer el Euro, justo ese año. Tal vez vista hoy,
Rosetta parezca insuficiente, incluso “amable”, pero ese es uno de sus
aciertos, que en vez de centrarse en un problema local, nos mostrase un lugar
que puede ser común en todas partes, mejor o peor, más cruel o menos cruel. Lo
que no cabe duda es que el film ya es un clásico del cine “independiente”.
.
Lo que sigue es en parte spoiler, en
este blog no se destripan las películas, pero es necesario haberlas visto para
aprovechar la lectura de la reseña.
Rosetta: Miradas del caos
Si
uno recuerda la conocida película “Vive su vida” de Goddard, pensará en cómo la
cámara se situaba como el punto de vista de la mirada y el mirar de la
protagonista, haciendo partícipe al espectador de sus motivaciones y búsquedas.
En Rosetta la cámara se sitúa de manera que contemplamos a la protagonista y al
mundo que la rodea, pero el mundo que la rodea tan sólo aparece fragmentado,
formado en base a detalles cotidianos; y gracias a la ausencia de banda sonora,
incluso los sonidos de la calle parecen ser ecos caóticos de los mismos lugares
que ella transita una y otra vez en busca de trabajo, en un movimiento rápido y
perpetuo en el que las personas y las cosas son vistas con indiferencia y
desinterés. Para Rosetta es como si el mundo entero fuese un lugar hostil,
plegado sobre sí mismo y en el que hay que penetrar al precio que sea. Y desde
luego en parte esa es la idea, porque el lugar donde reside “el hogar”, el
camping de furgonetas, permanece alejado; pero no es un refugio, es un mundo
aislado y marginal, dormido y muerto, con sus propias reglas absurdas: un
lugar-prisión-permanente del que hay que salir, que es temporal que no posee
ningún vínculo y que produce vergüenza. Por eso Rosetta siempre es reacia a dar
la dirección, porque “el hogar” es motivo de humillación, imagen cristalina y una
de las causas principales por las que ella y su madre pueden ser señaladas como
personas marginales, que viven en las grietas de la sociedad de consumo.
Ese
mundo hostil es vigilado con suspicacia y mucha prudencia por Rosetta. La
lograda interpretación de Émilie Dequenne se centra en su manera de mirar, pero
su mirada puede desconcertar al espectador, quien puede juzgar al personaje
como alguien carente de escrúpulos, una persona fría, que desprecia a las
personas o les muestra indiferencia. Y ahí reside la clave del film, nos
muestra los sucesos “in media res”, sin antecedentes ni juicios de valor
previos ¿qué pasaría si andando por la calle nos cruzásemos con alguien como
Rosetta? Ella quiere tener una familia normal, ser una persona normal, entrar
en el juego de lo que entiende por normal. Y para eso debe sobrevivir, debe
aprovechar el momento y salir adelante. Pero la sociedad la relega una y otra
vez hacia la marginalidad, porque nunca consigue la tan ansiada estabilidad. Su
frustración nace debido a que nadie valora su esfuerzo, pero, ¿cómo se ha
llegado a ésta situación? ¿Cuál es el pasado de Rosetta? ¿Qué es lo que en la
película no se nos cuenta en un ejercicio hábil de omisión? Tan sólo vemos los
resultados de aquello: la vida en el camping, el desapego hacia la realidad, el
conflicto de lo marginal.
Y
como ella se ve obligada a establecer una rutina y unos horarios en su continuo
deambular, su vida transcurre en función de pequeños actos de autoafirmación.
Incapaz de establecerse en ningún sitio jamás puede conocer a gente y
establecer lazos afectivos. Y cuando lo consigue, como vemos en una de las
secuencias más recordadas del film, ella misma tiene que convencerse de que ha
logrado algo, hecho que le resulta extraño. Ese extrañamiento surge de una novedad
para la que no está preparada ¿por qué? Porque no tiene a nadie y porque se ve
forzada a ser fría y calculadora a diario. El orgullo le hace empujarse a sí
misma para lograr sus objetivos. Esa dureza de carácter, inflexible hasta la
deshumanización, la envuelve en una máscara desde donde muestra una ausencia
total de empatía hacia los demás, destruyendo incluso su propia dignidad. Ese
es el sacrificio que se impone. Su realidad limitada, simplificada en lo que
ella misma es capaz de alcanzar en la medida de sus posibilidades, terminará
por estrecharse aún más, superando sus fuerzas. En este juego de vencer o morir
se ve abocada a un presente aún más terrible cuando todo parece escapar
definitivamente a su débil control.
Sin
ánimo de hacer un spoiler, la escena final representa la metáfora perfecta de
las dificultades, de las barreras incluso grotescas a las que se enfrenta en
soledad. Como un Sísifo en perpetua
condena, se ve obligada a elevar una y otra vez la misma piedra, en la
memorable secuencia de la bombona de butano. Por eso quizá Rosetta sea un mito
moderno, y aunque un mito lleno de miserias, un mito real y palpable. El
aislamiento y la ausencia de todo calor humano nos pueden cegar ante la propia
necesidad que tenemos del otro, la verdad de una necesidad obvia: las
relaciones humanas es lo que nos hace humanos.
Palma de oro en Cannes en el año
1999
y premio a la mejor
interpretación femenina (Émilie Dequenne)
Ficha en IMDb:
http://www.imdb.com/title/tt0200071/
Trailer: